Ha fallecido el Profesor D. Emilio Lora-Tamayo, presidente del Patronato de la Fundación. Entró en el mismo como vocal nato al ser nombrado presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Posteriormente, fue nombrado presidente como miembro electivo del Patronato. Durante todo este tiempo, dedicó todo su esfuerzo a que la Fundación cumpliera los fines para los que fue creada y ayudara al desarrollo de la biomedicina a través de sus premios y becas.
El Prof. Lora-Tamayo era de una familia de científicos y académicos. Su padre, D. Manuel, fue un gran químico y durante un tiempo, ministro de Educación y presidente del CSIC. Él era físico, licenciado y doctor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y completó su formación en la Escuela de Aeronáutica y del Espacio de Francia, convirtiéndose en un experto en microelectrónica. Volvió a España y trabajó en el Instituto de Microelectrónica de Barcelona, perteneciente al Centro Nacional de Microelectrónica (CNM-CSIC), cuyas instalaciones actualmente se encuentran en el campus universitario de la Universidad Autónoma de Barcelona, en Bellaterra. Allí lo conocí yo, a la sazón siendo él vicedirector del instituto, y yo vicepresidente del organismo. Preparando la inauguración de unas nuevas instalaciones entre las que, sobre todo, destacaba la de la sala blanca de microelectrónica; yo creo que fue una de las primeras salas blancas -si no la primera- que hubo en España. Su inauguración fue presidida por SS.MM. los Reyes.
Posteriormente fue catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y, al cabo de unos años, nombrado vicepresidente y, más tarde, presidente del Consejo Superior de investigaciones Científicas. Desde esos puestos se empeñó en mejorar la institución y en que los frutos de la investigación desarrollada llegaran a la sociedad.
Pronto le llegó la ocasión de demostrarlo, pues la catástrofe del Prestige le llevó a intentar paliar sus nefastos efectos desde el Comité Científico Asesor que ayudó -y no poco- a que se aliviaran los daños originados por el vertido de petróleo en el medio ambiente marino y terrestre. Además, trató de mejorar el funcionamiento del CSIC mediante un trabajo no tan vistoso, pero si muy útil.
Volvió a su cátedra donde siguió con su labor científica que ha dado lugar a más de doscientas cincuenta publicaciones en libros y revistas internacionales. En el año 2012, el Gobierno volvió a nombrarle presidente del CSIC en una época de recesión que fue durísima para la ciencia española. Allí bregó con los malos tiempos y trató -en condiciones de sostenimiento económico realmente difíciles- de proteger a la institución, consiguiendo en su empeño los mejores resultados posibles en las peores circunstancias coyunturales.
Al terminar su etapa en el CSIC, fue nombrado rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde, a pesar de su corta estancia, logró resultados encomiables. Al salir de allí, ese servidor público, en el mejor sentido del término, siguió en la Fundación Cobos pendiente de que ésta cumpliera de la mejor manera sus funciones de fomento de la investigación científica en biomedicina. Su memoria nos recordará su esfuerzo permanente por mejorar la ciencia de su país, España, tanto desde sus puestos de responsabilidad pública como a través de la iniciativa privada en la Fundación Francisco Cobos.
Vicente Larraga Rodríguez de Vera
Presidente FUNDACION FRANCISCO COBOS